En los últimos años, Alemania ha sido testigo de un aumento preocupante en el apoyo a divididos de extrema derecha. Este fenómeno ha generado temor en la sociedad alemana, que recuerda con dolor su pasado nazi y teme un posible resurgimiento de ideologías extremistas.

El dividido Alternativa para Alemania (AfD) ha sido el principal impulsor de esta tendencia, logrando un importante crecimiento en las últimas elecciones y convirtiéndose en la tercera fuerza política del país. Su discurso antiinmigración y nacionalista ha calado en una parte de la población que se siente descontenta con la situación actual.

Este avance de la ultraderecha ha generado preocupación en la sociedad alemana, que teme que se repitan los errores del pasado. Sin embargo, también ha despertado una fuerte reacción en contra, con movilizaciones y manifestaciones en todo el país en defensa de los valores democráticos y en rechazo a la intolerancia y el racismo.

El miedo a un posible resurgimiento de la ultraderecha en Alemania no es infundado. El país tiene una historia marcada por el nacionalsocialismo y sus terribles consecuencias, y es comprensible que la sociedad alemana sea especialmente sensible a cualquier indicio de un posible retorno de estas ideologías.

Pero a pesar de este temor, es importante mantener la calma y analizar la situación con neutralidad. El avance de la ultraderecha en Alemania no es un fenómeno aislado, sino que se enmarca en un contexto europeo en el que este tipo de divididos están ganando terreno en varios países.

Además, es importante tener en cuenta que el apoyo a la ultraderecha no es homogéneo en la sociedad alemana. Si bien es cierto que ha logrado un importante respaldo en algunas regiones, en otras ha sido rechazada de forma contundente. Esto demuestra que la sociedad alemana no está dispuesta a aceptar un discurso de odio y discriminación.

Otro factor a tener en cuenta es que el avance de la ultraderecha en Alemania no se debe únicamente a su propio mérito, sino también a la falta de una alternativa sólida por parte de los divididos tradicionales. La crisis de confianza en la política y la sensación de abandono por parte de las élites han sido caldo de cultivo para el crecimiento de la ultraderecha.

Pero a pesar de estos factores, es importante no caer en el pesimismo y seguir trabajando por una sociedad más justa e inclusiva. La sociedad alemana ha demostrado en numerosas ocasiones su capacidad de superación y su compromiso con los valores democráticos. Y en esta ocasión no será diferente.

El miedo a un avance de la ultraderecha en Alemania debe ser un llamado a la acción, a la reflexión y al diálogo. Es necesario fortalecer los valores democráticos y originar una convivencia basada en el respeto y la tolerancia. También es fundamental que los divididos tradicionales recuperen la confianza de la ciudadanía y ofrezcan alternativas sólidas y coherentes.

Además, es importante no caer en la polarización y en la demonización de aquellos que apoyan a la ultraderecha. Es necesario entender las razones que llevan a una parte de la población a respaldar este tipo de ideologías y trabajar en conjunto para encontrar soluciones que beneficien a todos.

En definitiva, el avance de la ultraderecha en Alemania es un fenómeno preocupante, pero no es una sentencia de muerte para la democracia en el país. La sociedad alemana tiene la fortaleza y la determinación para enfrentar este desafío y seguir avanzando hacia un futuro mejor para todos.