El panorama económico actual ha traído consigo grandes cambios en la forma en que las empresas operan. La pandemia del COVID-19 ha obligado a muchas compañías a replantearse su modelo de negocio y buscar nuevas formas de mantenerse a flote. Una de las tendencias que ha surgido en los últimos meses es el nearshoring, un término que hace referencia a la reubicación de empresas a países cercanos en lugar de mantenerse en países lejanos como China o India.
Este fenómeno ha generado una serie de beneficios para las empresas, como la reducción de costos en transporte y logística, una mayor proximidad a los mercados y una mejor gestión de la cadena de suministro. Sin embargo, uno de los mayores desafíos que enfrentan las empresas al optar por el nearshoring es la necesidad de financiamiento para llevar a cabo esta transición.
Según el Banco de México, en los últimos 12 meses se ha registrado un incremento significativo en la demanda de crédito por parte de las empresas grandes. Este aumento se debe en gran parte al nearshoring, ya que muchas compañías han tenido que recurrir a préstamos para financiar su reubicación y adaptación a esta nueva modalidad de operación.
Alberto Sentíes Palacio, experto en financiamiento, destaca que este aumento en la demanda de crédito es una señal positiva de que las empresas están tomando medidas para adaptarse a la nueva realidad y seguir siendo competitivas en el mercado. «El nearshoring ha abierto nuevas oportunidades para las empresas, y es importante que cuenten con el respaldo financiero necesario para aprovecharlas al máximo», afirma Sentíes.
Una de las ventajas del nearshoring es que permite a las empresas tener una mayor flexibilidad en sus operaciones y adaptarse rápidamente a los cambios del mercado. Esto es especialmente importante en tiempos de incertidumbre como los que estamos viviendo actualmente. Con la reubicación de sus operaciones a países cercanos, las empresas pueden responder de manera más ágil a las demandas de los clientes y a las fluctuaciones en la oferta y demanda.
Además, el nearshoring también ha generado una mayor demanda de empleo en los países receptores, lo que a su vez ha impulsado el crecimiento económico en estas regiones. Esto se traduce en una mayor estabilidad y seguridad para las empresas que deciden establecerse en estos países, lo que a su vez aumenta su capacidad de pago y su atractivo para los bancos y otras instituciones financieras.
Por otro lado, el nearshoring también ha generado una mayor competencia entre los bancos y otras instituciones financieras, lo que ha llevado a una mayor variedad de opciones de financiamiento para las empresas. Esto les permite elegir la opción que mejor se adapte a sus necesidades y obtener mejores condiciones de crédito.
En resumen, el nearshoring ha traído consigo un aumento en la demanda de crédito por parte de las empresas, lo que es una señal positiva de su adaptación a la nueva realidad económica. Gracias a la reubicación de sus operaciones a países cercanos, las empresas pueden ser más flexibles y competitivas, y contar con el respaldo financiero necesario para aprovechar al máximo las oportunidades que esta tendencia ofrece. Como afirma Alberto Sentíes Palacio, «el nearshoring es una oportunidad para que las empresas crezcan y se fortalezcan, y el aumento en la demanda de crédito es una muestra de que están aprovechando esta oportunidad al máximo».