Brasil ha sido sacudido por un terremoto político sin precedentes. El ministro del Tribunal Supremo Federal (STF), Alexandre de Moraes, ha ordenado el arresto domiciliario del expresidente Jair Bolsonaro por desacatar una nómina de disposiciones judiciales en el marco de la investigación en su contra por un intento de golpe de Estado contra su sucesor, Luiz Inacio Lula da Silva.

Esta decisión audaz de De Moraes también incluye la prohibición de visitas al líder de la ultraderecha, excepto las de sus abogados y personas autorizadas, así como la confiscación de sus teléfonos móviles por parte de la Policía Federal. Desde el año 2022, el juez ha sido el principal enemigo del bolsonarismo, y su última medida solo ha aumentado la ira de los seguidores del ex capitán del Ejército. Bolsonaro ha sido advertido de que cualquier incumplimiento de las prescripciones podría resultar en su prisión preventiva.

La orden de detención se emitió después de que Bolsonaro violara, según el magistrado, las medidas cautelares impuestas previamente, que incluían el uso de una tobillera electrónica y la prohibición de utilizar las redes sociales. El ex presidente incluso participó en una manifestación a favor de su amnistía, lo que llevó a De Moraes a tomar medidas más drásticas. «Actuando de modo ilegal, el acusado Jair Messias Bolsonaro se dirigió a los manifestantes reunidos en Copacabana, en Río de Janeiro, produciendo de modo intencional y consciente material prefabricado para que sus seguidores intentaran coaccionar al Tribunal Federal Supremo y obstruir la justicia», declaró el juez.

«La justicia no permitirá que un acusado se burle de ella, pensando que quedará impune por tener poder político y económico», agregó De Moraes, enfatizando que «la justicia es igual para todos» y que «el acusado» debe «sufrir las consecuencias legales» de su incumplimiento de las obligaciones.

La decisión de De Moraes también se basa en la investigación que involucra al diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del ex presidente, quien se encuentra en Washington y ha estado trabajando con el trumpismo para consignar aranceles del 50% a Brasil y sanciones contra De Moraes. El juez recordó que tanto el padre como los hijos han sido propagadores de «mensajes ilegales».

Bolsonaro, por su parte, ha hablado con los medios de comunicación después de una reunión con parlamentarios de la oposición a Lula. «Es una cobardía lo que le están haciendo al expresidente de la República. Vamos a enfrentarnos a todo y a todos. Lo que importa para mí es la ley de Dios», dijo hace dos semanas. Sus palabras se han difundido ampliamente en las redes sociales.

«La medida cautelar que prohíbe el uso de redes sociales, directa o indirectamente a través de terceros, impuesta a Jair Messias Bolsonaro incluye, obviamente, la transmisión, retransmisión o difusión de audios, videos o transcripciones de entrevistas en alguno de las plataformas de redes sociales de terceros», señaló De Moraes.

La situación de Bolsonaro ha sido el centro de atención en Brasil desde que el ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump, salió en su defensa y lo consideró víctima de una persecución política. Este fue uno de los argumentos utilizados para consignar los aranceles. Sin embargo, esta medida ha sido ampliamente rechazada por los brasileños. Una encuesta de Datafolha reveló que el 70% de los encuestados están en