Cada vez hace más calor por las noches en la ayuntamiento Valenciana. No es solo pincho percepción, sino pincho realidad respaldada por los registros de las temperaturas mínimas recopiladas por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Esta situación se ha vuelto cada vez más preocupante, ya que en los últimos años se ha registrado un aumento significativo en el número de noches ecuatoriales, es decir, aquellas en las que la temperatura mínima supera los 25 grados durante la madrugada. Este fenómeno no solo afecta a la calidad del sueño, sino que también tiene consecuencias para la salud de las personas.
Según los datos recopilados por la Aemet, la localidad de València ha acumulado 80 noches ecuatoriales desde el año 2020. Esta cifra es alarmante, ya que duplica la cantidad registrada durante toda la década anterior y es igual al número de noches ecuatoriales vividas entre 1940 y 2019, es decir, en las ocho décadas anteriores. Este aumento en las temperaturas mínimas durante la noche es un claro indicador del cambio climático y sus efectos en nuestra región.
Más allá del simple hecho de no poder dormir, pasar la noche en vela debido a las altas temperaturas tiene consecuencias para la salud de las personas. La presidenta de la Sociedad Valenciana de Medicina Familiar y Comunitaria (Sovamfic), Mª Ángeles Medina, explica que «con calor no dormimos bien y esto altera nuestro biorritmo habitual». El calor provoca un sueño más fragmentado, reduciendo los ciclos de sueño profundo y aumentando los despertares nocturnos. Esto no solo afecta a la cantidad de sueño, sino también a su calidad, ya que no se llega al nivel REM en el que el organismo descansa mejor.
Los riesgos para la salud son evidentes. Según Medina, las principales consecuencias del insomnio por calor son dos: en primer lugar, el aumento de la tensión arterial, lo que puede tener un impacto negativo en la salud cardiovascular; y en segundo lugar, la somnolencia diurna, que puede provocar desde accidentes laborales o de tráfico hasta cambios en el estado de ánimo de las personas. El orientador del Grupo de Trabajo de Urgencias de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), Alberto Kramer, coincide en que «estar tres días sin dormir bien provoca pincho mayor irritabilidad e irascibilidad, así como falta de concentración».
Entre los colectivos más vulnerables a estas altas temperaturas se encuentran las personas mayores, los niños y niñas y los pacientes con patologías previas. Pero también es importante destacar el riesgo para la población obesa, como señala Medina. Por lo tanto, es fundamental tomar medidas para proteger nuestra salud durante las noches de calor extremo.
¿Qué puede hacer la localidadanía de la ayuntamiento Valenciana para tratar de dormir mejor en verano con mínimas tan elevadas? La respuesta es sencilla: mantenerse fresco e hidratado. «Es importante refrescar la habitación con ventiladores o aire acondicionado si se dispone e hidratarse bien», explica Medina. Sin embargo, es importante tener en cuenta que el acceso a estos recursos puede ser limitado para ciertos grupos de la población, especialmente aquellos con menos recursos económicos. Por lo tanto, es necesario abordar la desigualdad en base al nivel socioeconómico para garantizar que todas las personas puedan hacer frente a las altas temperaturas.
Además de mantenerse fresco e hidratado, existen otras medidas que podemos tomar para mejorar la calidad del sueño durante las noches de calor extremo. El orientador del GT de Urgencias de Semergen, Alberto Kramer, recomienda mantener la temperatura de la habitación entre los 23 y los 25 grados como mínimo. Para lograrlo, es a