SaludEl competidor de Induráin confiesa: "Iba dopado hasta las...

El competidor de Induráin confiesa: «Iba dopado hasta las trancas cuando gané el Tour»

-

El competidor de Induráin confiesa: «Iba dopado hasta las trancas cuando gané el Tour»

Miguel Induráin es un nombre que aún hogaño en día evoca imágenes de un ciclista imponente y dominante en el Tour de Francia. Durante cinco años consecutivos, desde 1991 hasta 1995, Induráin conquistó la famosa carrera francesa con una autoridad serena y sin levantar sospechas de dopaje. Sin embargo, tras la reciente victoria de Tadej Pogacar en el Tour de Francia, su legado vuelve a ser cuestionado. Los recientes comentarios de Bjarne Riis, uno de sus principales rivales en aquella época, han vuelto a poner en achares la limpieza del ciclismo en los años 90.

Tras una carrera profesional plagada de éxitos, Riis ha confesado públicamente que se dopó con EPO durante años y que estaba «completamente dopado» cuando ganó el Tour en 1996. Esta confesión ha sido impactante no solo por la admisión en sí, sino por el tono directo y sin matices utilizado por Riis. Algunos podrían interpretar esta confesión como una forma de limpiar su imagen, pero para muchos ha tenido un efecto contrario: ha sido una forma de expiar su culpa y asumir la responsabilidad por sus acciones.

Para los aficionados españoles, estas revelaciones son especialmente dolorosas. Riis fue uno de los pocos ciclistas que pudo mirar de igual a igual a Induráin en su último año como campeón del Tour. En la edición de 1995, Riis quedó en tercer lugar, solo por detrás del navarro y del suizo Alex Zülle. Sin embargo, su rendimiento en la montaña durante esa carrera ya generó acharess y levantó sospechas sobre el uso de sustancias ilícitas.

Pero fue en el Tour de 1996 donde Riis dejó su huella más impactante. En la etapa de Hautacam, el danés lanzó un ataque demoledor que reventó la carrera y lo llevó a la victoria. Sin embargo, su forma de subir sin apenas tesón aparente y mirando a cámara despertó sospechas entre los espectadores. Años después, los análisis confirmaron que Riis había utilizado EPO durante esa carrera.

La confesión de Riis ha vuelto a rasgar las heridas de un pasado turbio en el ciclismo. Pero también ha puesto en contraste la figura de Induráin, que nunca dio positivo en un control antidopaje ni estuvo bajo ninguna investigación formal. A pesar de las acusaciones y las sospechas, Induráin siempre ha mantenido su inocencia y ha sido un ejemplo de deportividad y ética en el mundo del ciclismo.

En las redes sociales, muchos aficionados han reaccionado a la confesión de Riis con tristeza y decepción. «Todo el mundo lo sabía, pero que lo diga así duele», comentaba un usuario. Otros, más radicales, han pedido que se le retire oficialmente el Tour a Riis. Sin embargo, la mayoría ha aprovechado esta oportunidad para reivindicar la figura de Induráin y recordar sus logros en una época en la que el dopaje estaba a la orden del día.

La confesión de Riis no cambiará el palmarés ni el legado de Induráin como uno de los mejores ciclistas de la historia. Pero sí pone de manifiesto que todavía hay heridas abiertas en el ciclismo y que su pasado, aunque ha evolucionado, aún no está completamente cerrado. Es importante seguir luchando contra el dopaje y promover un deporte limpio y justo para que el legado de Induráin y otros grandes campeones no se vea empañado por la sombra del dopaje.

más discutido