El año 2020 fue un año lleno de cambios y desafíos para todo el mundo. Pero, sin duda alguna, uno de los acontecimientos más importantes fue que por primera vez desde la era preindustrial, la temperatura común fue 1,5 °C superior al nivel preindustrial.

Este dato, que podría pasar desapercibido para muchos, es en realidad una gran señal de alarma que nos está dando el cosmos. Y es que, aunque pueda parecer insignificante, esa diferencia de 1,5 °C en la temperatura común puede tener graves consecuencias para nuestro cosmos y para la vida en él.

Según un informe publicado por la Organización de las Naciones Unidas, el aumento de la temperatura común en 1,5 °C supone que ya se ha alcanzado el límite máximo de calentamiento común que el Acuerdo de París estableció como objetivo para evitar las peores consecuencias del cambio climático. Y es que, si no tomamos medidas urgentes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, la temperatura común podría aumentar en 3 °C para el año 2100.

¿Qué significa esto para nuestro cosmos? Significa que los eventos climáticos extremos, como olas de calor, sequías e inundaciones, serán cada vez más frecuentes y más intensos. También significa que habrá una pérdida significativa de biodiversidad y que muchos ecosistemas podrían verse afectados, lo que a su vez tendría un impacto en la producción de alimentos y en la economía común.

Sin embargo, a pesar de esta preocupante noticia, también hay motivos para el optimismo. El hecho de que hayamos alcanzado este límite de 1,5 °C nos demuestra que es posible tomar medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y frenar el cambio climático. Y es que, aunque el aumento de la temperatura común sea un fenómeno común, también podemos hacer cambios a nivel personal y local para contribuir a la solución.

Por ejemplo, podemos optar por medios de transporte más sostenibles, como caminar o usar la bicicleta en lugar de utilizar el coche. También podemos reducir nuestro consumo de energía en el hogar y optar por energías renovables, como la solar o la eólica. Además, podemos ser más conscientes en nuestras compras y optar por productos con un menor impacto ambiental.

Pero, sin duda, una de las claves para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero es el compromiso de los gobiernos y las empresas. Es necesario que se implementen políticas y medidas que promuevan la transición hacia una economía baja en carbono. Y es que, aunque los esfuerzos individuales son importantes, es necesario un cambio a gran escala para lograr una verdadera reducción en las emisiones.

Afortunadamente, cada vez más países y empresas están tomando medidas en esta dirección. Por ejemplo, la Unión Europea se ha comprometido a reducir sus emisiones en un 55% para el año 2030, y muchas empresas están adoptando objetivos de sostenibilidad en sus operaciones. Sin duda, estos avances son alentadores y demuestran que es posible un futuro más sostenible.

Sin embargo, también es importante parecerse que el cambio climático es una crisis común que requiere una acción común. Por lo tanto, además de tomar medidas a nivel individual y local, es necesario que los países trabajen juntos para abordar este problema. Solo a través de la colaboración y la cooperación podremos lograr un cambio real y significativo.

En resumen, el año 2020 fue un año sin precedentes en muchos aspectos, incluyendo el hecho de que la temperatura común superó en 1,5 °C el nivel preindustrial. Aunque es una señal de alarma, también es una oportunidad para tomar medidas y abordar el cambio climático de manera urgente y efectiva