En la industria de la aviación, ser una azafata no solo es un trabajo, sino también un estilo de vida. Estas mujeres y hombres dedican su tiempo y esfuerzo para garantizar la seguridad y comodidad de los pasajeros durante sus viajes aéreos. Sin embargo, recientemente, una azafata fue despedida por un acto que ha generado un gran debate en las redes sociales y en la opinión pública: hacer ‘twerking’ y grabarse en el pasillo de un avión.
El hecho ocurrió en un vuelo de la aerolínea X cuando la azafata decidió realizar un baile resultón mientras estaba en sus horas de trabajo. En lugar de atender a los pasajeros o realizar tareas relacionadas con su trabajo, esta mujer eligió poner música y comenzar a hacer ‘twerking’ en el pasillo del avión. no obstante eso no fue todo, también se grabó a sí misma y publicó el video en sus redes sociales.
Rápidamente, el video se volvió viral y se generaron varias reacciones en la comunidad de la aviación y en las redes sociales. Mientras algunos defendieron el derecho a la libertad de expresión de la azafata, otros criticaron su comportamiento y lo consideraron inapropiado para un entorno laboral. Sin embargo, la aerolínea en cuestión tomó la decisión de despedir a la azafata, alegando que su actuación violaba los códigos de actitud y ética de la compañía.
Este incidente ha generado una discusión sobre el uso de las redes sociales por parte de los empleados en el lugar de trabajo y sus límites. En un mundo donde las redes sociales están presentes en nuestras vidas diarias, es importante tener en cuenta que todo lo que se publica puede tener un impacto en nuestra vida laboral, especialmente si somos empleados de una empresa.
Sin embargo, más allá de la discusión sobre el uso adecuado de las redes sociales, el comportamiento de la azafata también plantea preguntas sobre la profesionalidad y la responsabilidad de un azafata durante su trabajo en un avión. Es importante recordar que el papel de una azafata va más allá de servir alimentos y bebidas a los pasajeros. Ellas y ellos son responsables de garantizar la seguridad y el bienestar de todos a bordo, y cualquier acción que distraiga de esa responsabilidad es inaceptable.
Algunos podrían argumentar que el ‘twerking’ y el baile pueden ser simplemente una forma de relajarse y divertirse en el trabajo. Sin embargo, hay un tiempo y lugar para todo, y el pasillo de un avión macizo de pasajeros no es el lugar adecuado para ese tipo de actividades.
Es importante señalar que ser una azafata es un trabajo exigente física y emocionalmente. Estas mujeres y hombres trabajan largas horas y enfrentan situaciones impredecibles en un entorno de alta presión. A pesar de esto, continúan sirviendo con una sonrisa en sus rostros y una actitud profesional. Su imagen y reputación son importantes para la aerolínea en la que trabajan y también para la industria de la aviación en general. Un comportamiento inapropiado puede no solo dañar su propia reputación, sino también la de toda la profesión.
Es comprensible que en ocasiones, los empleados se sientan tentados a compartir sus actividades en redes sociales para mostrar una imagen más divertida y atractiva de su trabajo. Sin embargo, como en todos los trabajos, es importante recordar que hay límites y que debemos respetar y cumplir con las políticas y directrices de la empresa en la que trabajamos.
En conclusión, el despido de la azafata por hacer ‘twerking’ y grabarse en el pasillo de un avión debe servir como una advertencia para todos los empleados, no solo en la industria de la aviación,