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Energía es vida. Es la clave para cambiar el mundo. Una hora de sol en la tierra puede ser suficiente para darnos toda la energía que necesitamos en un año. Recuperarlo de forma sostenible siempre ha sido mi misión
Annalisa Bruno es científica e investigadora en la Universidad Tecnológica de Nanyang en Singapur. Dirige un equipo de investigación que ha desarrollado células solares delgadas como un cabello que podrían cambiar el mundo. Hermoso, colorido, ligero, hecho con nuevos materiales híbridos (orgánicos/inorgánicos): a base de perovskita. Muchos llevan apostando por este material, en todo el mundo, desde 2014. Tú lo has llevado un paso más allá. Los hizo producibles industrialmente.
Son flexibles, transparentes, ligeras. Adaptable a diferentes climas y económica de producir. Podemos ponerlos en cualquier lugar. En bolsos, en autos, en las ventanas de los edificios. Y cambiarán el mundo de las energías renovables. Harán que la energía sea accesible para todos. Esperamos tenerlos en el mercado dentro de 5 años.
Los paneles solares a base de perovskita producidos por el equipo dirigido por Annalisa Bruno en la Universidad Tecnológica de Nanyang en Singapur.
Nuestro desafío ahora es hacerlos más grandes, más potentes pero aún más delgados
La de Annalisa es la historia de una científica que ha elegido la ciencia para perseguir un bien para la humanidad. Algo muy alejado del beneficio personal. Lo que me gusta de la ciencia es su universalidad, es un diálogo entre la humanidad para el bien de todos.
Desde Nápoles, cuarto año de bachillerato en Canadá, Erasmus en Glasgow. Licenciado en física por Federico II, doctor a medio camino entre la física y la ingeniería química. Allí comienza a trabajar en cómo hacer más limpios los sistemas de combustión. Luego pasé al otro lado, a las energías renovables.
Destino Londres: Imperial College. Tiene puertas abiertas en todas partes y se involucra en desafíos que pueden cambiar el mundo. Empecé a trabajar en Londres en nuevos tipos de células solares orgánicas sostenibles y me di cuenta de que el camino hacia la sostenibilidad estaba más cerca de lo que pensaba. Luego regresa a Italia en ENEA, finalmente se muda con su esposo físico teórico a la Universidad de Singapur, donde encuentra un mundo internacional abierto a nuevos descubrimientos.
Aquí encontré unas instalaciones fantásticas, un equipo con el que empecé a investigar nuevas células solares. Células basadas en perovskita. Y tuve la oportunidad de entender cuáles son las necesidades de las empresas que luego pasarán a producirlos. Y de este encuentro nació el avance de mi investigación. Las empresas me dijeron: ok, estas células que creas en el laboratorio son hermosas, pero entonces si no puedo producirlas con mis máquinas, ¿qué puedo hacer con ellas? Empecé a liderar un equipo de investigación internacional. Hemos demostrado que es posible fabricar estas células incluso con los métodos de producción ya disponibles para las empresas. Puede utilizar el mismo proceso utilizado en la fabricación de televisores OLED o en pantallas de teléfonos.
La primera investigación sobre este tema se publicó en una revista científica líder, Joule, seguida de muchas otras.
Los paneles solares de silicio son potentes pero muy pesados. Se necesitan al menos dos personas para transportar e instalar un panel, además no hay suficientes en el mundo. Estos paneles, por otro lado, se pueden enrollar como un póster. Son portátiles y además pueden tener una doble función: absorben la luz y por tanto pueden funcionar como un panel solar, pero también son capaces de emitir luz. Así que soy como una bombilla. Esto significaría que la cantidad de energía que podemos producir es enorme, y podemos hacerlo de manera sostenible.
La tecnología va a la velocidad de la luz. La comunidad europea y la comunidad científica mundial están creyendo mucho en ello. Todos trabajamos en el mismo panel, trabajando en diferentes características. Nunca he pensado en trabajar para una empresa, porque no es el lucro lo que me atrae, sino el conocimiento como un bien para la humanidad. Y estoy convencido de que la energía es el medio para cambiar el mundo.
Cuando era muy joven, hice muchos viajes al sudeste asiático, África, campamentos de voluntariado, y siempre vi el racionamiento de energía. Casas sin luz. Escuelas sin luz. Siempre he soñado con hacer que la energía sea accesible para todos.
Mi historia enseña dos cosas. Primero: que nunca debes rendirte.No tuve éxito de inmediato, mis primeras búsquedas fueron interesantes pero aún no tan innovadoras. Nunca he dejado de buscar innovación y nuevos retos. Siempre pensé: este es mi camino.
Segundo: que todas las experiencias de vida son importantes, los viajes, el voluntariado, las amistades, el ser madre, mujer y científica me ha permitido lograr resultados. He aprendido que nunca debes cerrarte. Escuché a todos, siempre tenemos algo que aprender, salí de mi zona de confort y de realidades que conocía bien. Y cuando sales, das lo mejor de ti
Dos hijas nacidas en Singapur, de 7 y 5 años.
Desde que soy mamá me he dado cuenta que quiero ser un modelo a seguir para mis niñas y para las nuevas generaciones. Estoy en varias redes internacionales de mujeres científicas, me encanta dar seminarios de divulgación para muy jóvenes, viajo por el mundo para ser un ejemplo. En mi época no había modelos femeninos a seguir y lo que se me da bien me di cuenta tarde.
Sueño que mis hijas puedan elegir libremente lo que quieren hacer y que pronto comprendan su potencial. La ciencia sigue siendo un mundo de hombres. En Singapur como en Europa. Siempre hay un lugar que conquistar con esfuerzo y no se nota que estás ahí. Tienes que demostrar que tienes derecho a estar allí. Y sientes esto todo el tiempo. Lo triste es que hasta el nivel de pregrado hay igual número de niños y niñas que se dedican a la ciencia. Entonces pierdes a las chicas. Hay una falta de modelos a seguir, hay una falta de apoyo para hacer una carrera y formar una familia. Por supuesto, las cosas están cambiando. También es un tema cultural. Las niñas comprenderán cada vez más que pueden hacer cualquier cosa. Que nada se les niega como mujeres y que no hay trabajos que estén reservados solo para hombres. El camino está abierto, pero el esfuerzo sigue siendo inmenso.